martes, 10 de abril de 2007

Sí, claro.



La información musical corre en Concepción como un río torrentoso. Durante los años '80, la sede local del Instituto Chileno-Británico de Cultura solía ser asaltada por jovencitos con ropa "mod" dispuestos a practicar su inglés con las últimas ediciones de los influyentes semanarios NME y Melody Maker, pilares londinenses para los círculos punk y new-wave. Los Bunkers recuerdan que la llegada frecuente de marinos británicos a Talcahuano los ponía a veces en contacto con europeos dispuestos a intercambiar revistas o datos musicales cultivados en sus países de origen.

Acaso el clima sombrío y la lluvia sempiterna de la ciudad hizo a sus habitantes identificarse con rapidez con la estética también brumosa del pop inglés posterior a la explosión del punk. Bandas como The Cure, The Smiths, Echo & the Bunnymen y XTC eran moneda de intercambio regular para los melómanos penquistas, mucho antes y más intensamente que el modo en el que se difundían en Santiago.

Apoyaba su curiosidad un entarimado de difusión precario pero convencido, sostenido por esporádicos programas de radio surgidos desde la Universidad de Concepción, ciclos de cine y videos, y el vigor de locales conscientes de su responsabilidad con la creatividad-ambiente, sobre todo Cariño Malo y Medio Toro. Según los hermanos Mauricio y Francisco Durán, de Los Bunkers, "a todas las banda santiaguinas les haría muy bien pegarse una vuelta por Conce y ver si se la pueden con ese circuito tan firme, competitivo y precario. Para nosotros es impresionante lo rápidamente que aquí en Santiago los grupos se dan por vencidos, como si cualquier cosa para ellos fuese una dificultad insalvable".

Ese esfuerzo, combinado con el desarrollo doméstico propio de una ciudad de provincia (una intimidad que ha sido fundamental para el grueso de lo mejor del cancionero popular), confluye en la mezcla precisa de práctica y determinación necesaria para llamar la atención en el rock. Quizás en Concepción no existan más bandas que en Valparaíso o Santiago, pero las que están pretenden dedicarse de por vida a su trabajo.

Marisol García.

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