jueves, 15 de enero de 2009

Ah, Godard


Cállate.


Acabo de rsponder en una encuesta para una amiga que unos de los hechos más importantes de los que conozca antes de mi nacimiento, fue la rebelión de mayo del 68 y el cine de godard. ¿Por qué juntos? ¿Por qué?


À votre santé. Il fait chaud.

La reinvención del cine y de la vida. Dos actos disidentes con resultados históricos. Plantearse la existencia como una corriente descabellada, cotidiana y pre-escrita, destinada a su naturaleza temporal y social. Crear una salida, un escape, un acto de rebelión, un escupitajo a la forma y al contenido, forzar la perspectiva. En el cine, como en la vida humana, existe un principio y un final, y un sentido que aparece sólo cuando se acaban. La rabieta adolescente en blanco y negro, en fotogramas, en la experimentación. Jean Paul Belmondo corriendo camino a su muerte, porque un ladrón muere en su intento de vivir al margen, porque todo acto contestatario tiene el sino de la eliminación, del rechazo, del castigo. Se trata de entender la importancia de lo social en el arte, el verdadero discurso no viene del teórico, sino del "práctico", aquél que ejemplifica y educa con su accionar, aquél que crea un hito, no importa si es a nivel personal o social, ése que se descarrila del perfil impuesto es el aventajado, es el que marca la pauta errónea del amanecer del pensamiento; en otras palabras, no hay transformación sin el error. Porque mayo fue un hermoso error, porque Godard no tendría que haber existido, no debería haber reinventado el discurso cinematográfico. Porque mis ojos no deberían haber visto a Jean Seberg, ni a Belmondo ni a Anna; porque no se supone que "el rojo" debería haber puesto en jaque a de Gaulle, porque se supone que todo debe ser como está escrito que sea, un espiral rojo que no deja nunca de girar hacia abajo. Una caída eterna hacia la estupidez.


Seberg y Belmondo


Hoy defiendo el desatino, el garabato y el escupo inconciente, porque éste no es más que el deseo de descubrir. La turbulencia del desacato y la distinción de lo no-convencional genera chispa y destello. Ah, Godard, no digas nada, intenta no pensar. Este mundo no necesita luminarias ni brillos de ningún tipo. Aceptémoslo, la máquina no necesita más engranajes de los que tiene. Promulgo la calma intelectual; citándote: "la verdadera revolución intelectual es dejar de ser intelectual". Proclamo acallar los disparates y mutilar los puños en alto: seamos un cuerpo sin distorsiones, un ente unicelular. No queremos saber de facciones constructivistas ni mucho menos de sectores anarco-sindicalistas, acá no hay revolución sino un eterno estado de la dejación y entretenimiento. Al menos es lo que queremos que se piense. En realidad, es un proceso inducido de sumisión que... -pero ése es otro tema.


Quiero aprender ese baile.


1 comentario:

Fernando dijo...

Esto es simplemente por la primera fotografía, la de Godard...

QUE TE PASO GODARD!?

ESO!

Saludos!